Uno de cada tres adultos del mundo padece hipertensión o tensión arterial alta, lo cual se traduce en mayor riesgo de sufrir infartos de miocardio, accidentes cerebrovasculares, insuficiencia renal, cegueras y demás complicaciones. No obstante, la hipertensión se puede prevenir y para lograrlo, debemos tener en cuenta:
Con estas claves podemos prevenir la hipertensión arterial, enfermedad que incrementa su incidencia a medida que avanza nuestra edad y que a pesar de desarrollarse en silencio, puede ser responsable de muchos males.
Incluso, hoy la hipertensión se encuentra entre las principales causas de muerte del mundo y se cree que llevar hábitos saludables para prevenir la enfermedad puede reducir el número de muertes por cardiopatías.
Si desconoces tus cifras de presión arterial o no crees tener hipertensión, recuerda que no hay síntomas específicos que nos alerten de su presencia y que detectar la hipertensión es el primer paso para controlarla y/o prevenirla. Por ello, en el Día Mundial de la Salud, mide tu tensión arterial.
Fuente: vitonica.com
La calvicie es un fantasma temido por los adolescentes. Según últimas investigaciones en temas de factores heredofamiliares de caída de cabello, los hijos de padres calvos ya en su juventud empiezan a informarse sobre el tema. La alopecia androgenética es un tema que preocupa a todos los hombres en de la humanidad.
No son poco lo hombres que no están dispuestos a perder su cabellera y este sentimiento empieza en una etapa de la vida donde la autoestima y la autoconfianza se expresan a través de la imagen corporal.
¿Qué causa la calvicie juvenil?
Conocida como alopecia androgenética, la calvicie es un cambio fisiológico que suele pasar en personas genéticamente expuestas, es decir, jóvenes con familiares de primer o segundo grado calvos. El mecanismo bioquímico se debe a la acción de una enzima, la alpha-5-reductasa, que convierte a una hormona sexual, la testosterona en un metabolito llamado dihidrotestosterona, quien finalmente inhibirá el crecimiento del folículo piloso, debilitando los cabellos hasta su desprendimiento final. Este tipo de alopecia genética comienza en su mayoría de casos en la adolescencia, determinando en los casos severos un cuadro compatible con calvicie juvenil.
Cabe recordar que la calvicie juvenil es igual propenso de heredar en parientes directos de la madre que de su padre, es decir no es tan relevante que el padre sea calvo, como que lo sea el abuelo materno o sus tíos maternos. También los adolescentes sufren caída de cabellos cuando están expuestos a distintos factores, como cambios hormonales que suelen ser muy frecuentes en esta etapa de la vida, esto produce un aumento en el tenor de grasa del cuero cabelludo. Esto determina una inflamación conocida como dermatitis seborreica. En algunos casos derivan en aparición de caspa y un aumento de la caída de cabello más de lo normal. Otro factor que puede intervenir con los que se mencionó, es el tipo de alimentación. Los regímenes para intentar adelgazar sin un control médico.
La búsqueda innecesaria para adecuarse dentro de los patrones de belleza que demanda la sociedad puede empeorar la situación. También hay que considerar que no sólo puede existir un déficit de nutrientes sino también la ingesta de alimentos en horarios irregulares, que resulta perjudicial para el crecimiento del cabello. Los jóvenes están habituados a consumir “comidas rápidas”, bebidas alcohólicas o bebidas gaseosas con azúcar en exceso, que también perjudican el desarrollo del folículo piloso
Síntomas y características de esta enfermedad
En los hombres empieza con un proceso de rarefacción de los cabellos, que los debilita y produce su caída en la región frontal de la cabeza, formando las famosas “entradas” en ambos lados de la frente. En este momento el joven toma dos salidas: o acepta con su nueva imagen, que suele dar la imagen de envejecimiento o recibe ayuda profesional para y tratar de resolver el problema. En la mayoría de los casos se puede observar que muchas de las personas que padecen de calvicie juvenil expresan síntomas de autoestima baja, que en algunos casos esto lleva a trastornos de la personalidad, adoptando decisiones de aislamiento y estados depresivos.
Fuente: asalud.org
No sólo los golpes fuertes o los accidentes inesperados son los responsables de las fracturas (quebraduras) y los huesos rotos. ¿Sabías que la presión continua y constante (como la que se ejerce sobre un hueso o articulación durante un entrenamiento deportivo rutinario), puede causar lesiones y fisuras? Estas se conocen como fracturas por estrés y aquí te contamos de qué se tratan.
Cuando un hueso debe soportar más peso o fuerza de la que puede, corre el riesgo de romperse o fracturarse. ¿Quién no conoce a algún amigo o colega que haya pasado por esta experiencia? Tal vez a ti se te haya roto un hueso en algún momento de tu vida.
Un hueso puede romperse o fracturarse (quebrarse) de diferentes formas. En general, las que más se conocen son las que ocurren debido a golpes fuertes, caídas o accidentes. Pero pueden suceder de otras maneras también.
Aunque pueda parecer difícil, no es extraño que los deportistas y las personas que entrenan regularmente se lesionen los huesos, debido a la repetición continua de un mismo movimiento o a la presión sobre un mismo lugar. Uno de los casos más comunes es el de los corredores, que tienden a sufrir pequeñas fisuras en los tobillos o en los talones.
A estas delgadas fisuras se les conoce como fracturas por estrés y son el tipo de lesiones más comunes entre los deportistas, que si bien pueden ser molestas, en general sanan por sí solas simplemente con descanso. Lo malo es que necesitarás tiempo para recuperarte, porque tu hueso se demora algunos meses en reparar la fractura o rotura. Además, una vez que te fracturas es posible que vuelvas a lesionarte en el mismo lugar: se estima que el 60 por ciento de las personas que tienen una fractura por estrés han tenido una lesión similar antes.
Por supuesto, algunos deportes tienen más riesgo que otros. Por ejemplo, las actividades que incluyen correr y saltar pueden causar fracturas por estrés en las piernas y en los pies, como por ejemplo en la tibia (el hueso largo que se extiende desde la rodilla hasta el tobillo) y el metatarso (el conjunto de cinco huesos largos ubicados en la parte media del pie, que constituyen el esqueleto de la planta del pie). Así como, los deportes que requieren otros movimientos repetitivos, como el lanzamiento y el remo, que ponen en mayor peligro a los huesos de otras partes del cuerpo, que también pueden sufrir este tipo de fracturas.
¿Significa esto que debes dejar de entrenar? No, sólo que debes tener ciertos cuidados. Ten en cuenta que las fracturas por estrés tienen más posibilidades de desarrollarse cuando comienzas una actividad nueva o cuando de un momento a otro aumentas la intensidad de tu entrenamiento. Eso sucede porque los músculos no están fortalecidos suficientemente como para soportar la gran tensión a la que los sometes y se cansan rápidamente. Por eso no pueden amortiguar el golpe, que recae directamente sobre los huesos.
Otro dato que debes considerar es que algunas personas tienen más posibilidades de fracturarse que otras. Así que si estás en alguno de estos grupos es conveniente que te asesores con tu entrenador antes de comenzar o intensificar tu trabajo:
Por eso, una forma de prevenir las fracturas es usar el calzado y la indumentaria apropiada para cada deporte, así como los accesorios de protección indicados para cada caso: casco de seguridad, coderas, rodilleras y canilleras, entre otros.
Para cuidarte al hacer deportes, además, debes aprender a escuchar las señales que te envía tu cuerpo y aprender a distinguir, por ejemplo, entre los dolores propios del ejercicio y los que te están indicando que hay una lesión. Y si tienes dudas o sientes molestias que no son comunes, debes consultar con un especialista. Así podrás seguir disfrutando de tu deporte favorito.
Fuente: vidaysalud.com
¿Sufres fatiga, somnolencia o cansancio general?, pues es posible que padezcas deshidratación. Hoy en Salud te vamos a hablar de un problema que afecta a más gente de la que piensas, la deshidratación y de sus efectos negativos para nuestra vida.
Las investigaciones revelan los malos hábitos de la poblaciónRecientes investigaciones han puesto de manifiesto los resultados negativos de la población en cuestión a los malos hábitos, unas rutinas diarias que se alejan poco a poco del ideal teórico. Rosa María Ortega, Doctora, Catedrática de Nutrición y Bromatología de la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid comenta que:
“El desconocimiento observado en temas de nutrición, es más grave y evidente en temas de hidratación. Con frecuencia las personas no pueden precisar lo que han bebido y tampoco saben lo que deberían beber. La población no tiene conocimiento sobre la cantidad de líquido que deben tomar, y suele consumir una cantidad insuficiente”.
Qué problemas produce la deshidrataciónUna deshidratación leve de un 2 %, por ejemplo, nos puede llevar a un marcado descenso de la capacidad de nuestro rendimiento psíquico. Nos puede afectar a las habilidades cognitivas, como la coordinación viso-motora, por ejemplo, incluso al nivel de atención o a la memoria a corto plazo. En los niveles superiores de la deshidratación, podemos comenzar a descender nuestra capacidad de alerta, afectando a nuestra concentración. Viendo, además, aumentado nuestro cansancio, somnolencia y fatiga.
Ana Adán, Doctora y Profesora titular de Psicobiología del Departamento de Psiquiatría y Psicobiología Clínica de la Universidad de Barcelona dijo sobre la deshidratación que: ”Los cambios en la cantidad de electrolitos en el cuerpo producidos por la deshidratación pueden alterar la actividad cerebral y otros sistemas que intervienen en el proceso cognitivo. Además, en un estado en el que no se tiene una óptima hidratación, la pérdida de líquidos conduce a la producción de hormonas de estrés, factor subyacente de los efectos negativos en la percepción, habilidad espacial y memoria”.
Fuente: salud.com.es
Según la OMS la realización de actividad física de forma continuada prolonga la longevidad
Realizar actividad física protege al cerebro del declive cognitivo que sobreviene con la edad, de acuerdo a una investigación realizada por el Dr. Alan Gow de la Universidad de Edinburgh en Escocia, que encontró que la actividad física es incluso más efectiva que los ejercicios mentales y las actividades recreativas.
El estudio asocia la actividad física con menos signos de envejecimiento en el cerebro, por lo que puede ser una manera de proteger nuestra salud cognitiva.
Realizar ejercicio en la mediana edad disminuye el riesgo de desarrollar demencia en el futuro, asegura el Dr. Gow.
Para llevar a cabo la investigación el Dr. Gow y su equipo de investigadores, trabajaron con 691 voluntarios que nacieron en 1936. A medida que envejecieron, todos realizaron una serie de pruebas destinadas a evaluar como se modificaban sus funciones cognitivas, alos 70 años, se evaluó cuanta actividad física hacían, cuantas tareas mentales realizaban y que hacían en su tiempo libre.
Tres años después, se evaluó el cerebro de los participantes usando equipos de resonancia magnética funcional, enfocándose en los cambios estructurales que se asocian al declive cognitivo que sobreviene con la edad.
Los participantes que hacían más actividad física mostraron menos cambios estructurales asociados a la reducción de la memoria y la habilidad para recordar. Por el contrario, la actividad mental y las actividades de ocio no se asociaron a beneficios cerebrales.
Los especialistas recomiendan analizar más a fondo la relación entre actividad física y disminución del declive cognitivo, para aplicar este conocimiento en terapias efectivas para las personas de la tercera edad.
Las conclusiones del estudio fueron publicadas en la revista Neurology.
Fuente: cuidatusaludcondiane.com